La vida no se puede tomar en serio sino fuese porque la forma en que te la tomas te marca tu existencia.
Debo reconocer que siempre me han dado mucha envidia aquellos que no dicen nada, cuando hablan, abren la boca, articulan palabras pero... Lo de que no dicen nada es simplemente mi opinión, porque ellos pueden pensar que sus pensamientos son profundos. Me pregunto ¿Qué es profundo? ¿qué es puro pasar el tiempo? ¿qué es fundamental, esencial? vaya palabrita, esencial.
Me viene a la cabeza Felipe, un príncipe, un vejestorio para muchos, un chaval para otros, un testigo directo del siglo XX, una persona libre, dueña de sus actos. El mayor experto en inauguraciones, donde en ocasiones decía lo que pensaba no lo que le escribían, escritor, acuarelista, conductor de coches y oficial de la Royal Navy en combate.
En Buckingham, Balmoral, Windsor o Sandringham, no se si se habla mucho, pero desde luego hay que mantener unas formas, las formas de los Royals
Felipe de Edimburgo, marido de Isabel II Windsor, ¿Qué ha hecho toda su vida? Al parecer inauguraciones, y estar presente a la hora del desayuno con su señora, preparárselo en ocasiones, comentar las noticias. Me dijeron que si quieres comer bien en England debes desayunar tres veces, pero ¿también la reina?
El caso es que este Felipe, enamorado o no, a sabiendas o no, con sueños o no, aceptó casarse con una mujer, probablemente enamorada y coherente, que era muy consciente de su papel en esta vida de Reina de Inglaterra y el resto lo torearía a su estilo, como pudiese. La mayoría de los ciudadanos de este planeta no son reyes de Inglaterra, que entre otras cosas tienen la vida solucionada por cuna, ¿es eso justo?
Otra palabra, justicia.
Otra palabra, justicia.
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