Somos un poco asimétricos los españoles, como el desconfinamiento o algunas modas.
La moda ¿ qué es moda? o ¿qué está de moda? En estas semanas no sería temerario afirmar que la moda es, desgraciadamente, el covid-19, un coronavirus. Nada extremedamente exótico, si algo sofisticado en su genoma, peligroso, ha sorprendido a muchos. Queda la gran incógnita sobre su orígen, natural o artificial, en el segundo supuesto, accidental o a propósito.En este último caso habría otras consecuencias.
Para empezar ha provocado un gran cataclismo en el mundo, casi en su totalidad, más que por las muertes, pánico, inseguridades, situaciones muy desagradables, no porque sea algo de lo que se pueda presumir, no es una frivolidad. La moda ha sido asociada a la frivolidad aunque es un tem muy serio. Es además una industria que afecta a ciudades que marcan tendencia como Milán, Paris, Londres, New York, Madrid o Barcelona. Hay muchas semanas de la moda que ya se han suspendido, de hecho desconocemos cuando se reanudará el ciclo de pasarelas, modelos a toda velocidad, caras como de enfadadas ellas e indeterminados ellos. El mismísimo Armani ha dicho algo así como que debemos reflexionar un poco sobre lo que hacemos, buscar otras prioridades.En el fondo será como si nos pusiesen años encima de pronto, convirtiéndonos en blanco propicio de este u otro virus. La moda, al contrario, siempre mantiene la juventud, frescura, creación, innovación, rebeldía, como si se empezase a vivir de nuevo. Los sistemas democráticos tienen algo del mundo de la moda, renovación, se renuevan, teóricamente, en las elecciones cuando el votante exige algo diferente, decepcionado, cansado, aburrido, aunque nunca aprende.
La moda ¿ qué es moda? o ¿qué está de moda? En estas semanas no sería temerario afirmar que la moda es, desgraciadamente, el covid-19, un coronavirus. Nada extremedamente exótico, si algo sofisticado en su genoma, peligroso, ha sorprendido a muchos. Queda la gran incógnita sobre su orígen, natural o artificial, en el segundo supuesto, accidental o a propósito.En este último caso habría otras consecuencias.
Para empezar ha provocado un gran cataclismo en el mundo, casi en su totalidad, más que por las muertes, pánico, inseguridades, situaciones muy desagradables, no porque sea algo de lo que se pueda presumir, no es una frivolidad. La moda ha sido asociada a la frivolidad aunque es un tem muy serio. Es además una industria que afecta a ciudades que marcan tendencia como Milán, Paris, Londres, New York, Madrid o Barcelona. Hay muchas semanas de la moda que ya se han suspendido, de hecho desconocemos cuando se reanudará el ciclo de pasarelas, modelos a toda velocidad, caras como de enfadadas ellas e indeterminados ellos. El mismísimo Armani ha dicho algo así como que debemos reflexionar un poco sobre lo que hacemos, buscar otras prioridades.En el fondo será como si nos pusiesen años encima de pronto, convirtiéndonos en blanco propicio de este u otro virus. La moda, al contrario, siempre mantiene la juventud, frescura, creación, innovación, rebeldía, como si se empezase a vivir de nuevo. Los sistemas democráticos tienen algo del mundo de la moda, renovación, se renuevan, teóricamente, en las elecciones cuando el votante exige algo diferente, decepcionado, cansado, aburrido, aunque nunca aprende.
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