Me he fijado ver un episodio de War & Remembrance cada día, not a penny more. Estoy en 1943, todos los frentes cubiertos, el frenesí de WWII. Rommel en Berlín toreando a Hiltler, después de la batalla de Kurks, operación Citadel. En el Pacífico Bataan, Corregidor, Guadalcanal, los subs de la US Navy haciendo mucho daño al tráfico japonés, que aguantan como gatos panza arriba. Los aliados progresan en Italia, el Duce prisionero y rescatado. La conferencia de Teherán, operación Overloard decidida, el principio del fin. El autor Herman Wouk, es hebreo, tenía, debía hablar del Holocausto. Ya se había tocado por las andanzas del eminente profesor Aaron Jastrow que se niega a abandonar su villa de Siena, confiado en su US passport, su acta de fe como católico, su prestigio. Al final llegamos a Thereinstadt, al norte de Praga, bonita fortaleza del imperio Austro-húngaro, ahora lugar para almacenar judíos, inicialmente de más de 65 años, ancianos, privilegiados. En principio, Heydrych lo pensó como lugar ideal en su propaganda para celebrities judías, artistas, intelectuales, con el paso de los años se fue llenando a rebosar el gettho, muriendo muchos por las condiciones higiénicas, alimenticias, de vida en general. Servía como parada de trenes, abarrotados en busca del Este, su destino, la Solución Final, Auschwitz.
Había salido antes Adolf Eichmann, malo, muy malo. Ahora le toca a Karl Rahm, malo, frívolo, coabrde, el cínico último comandante de este siniestro lugar, capturado por los americanos, colgado tras un juicio.
Quise pasar rápido este episodio, eso de los ancianos, las mentiras, el show ante la Cruz Roja de propaganda entre los neutrales para contrarrestar el efecto de la documentación sobre los campos de exterminio que los aliados habían negado por un tiempo, la propaganda, las comeduras de coco, el abuso, me llevaban a pensar en lo mucho que miente el ser humano.Unos de una forma otros de otra, mentiras al fin y al cabo. Lo malo es que algunos parecen creerselo.
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