Vamos a imaginarnos un supuesto, esas cosas que nunca pasarán. Hay un tipo de periodistas, escaso, raro, marginal, que tienen prestigio real, consolidado, imparcialidad, son aquellos que solicitan una entrevista a cualquiera y tienen asegurada la exclusiva. Son gente de credibilidad, como aquel Walter Conkrite, veterano, que anunció en televisión que JFK había muerto en un hospital de Dallas Se quitó las gafas, miró al reloj de pared en el estudio, anunció los minutos que habían transcurrido desde que su corazón dejó de latir. Luego, impresionado, al borde de un llanto seco, bajó la cabeza.
Vamos a suponer que yo soy el periodista. La otra parte es el entrevistado/a, el objetivo de mi entrevista.
Vamos a suponer que interesa entrevistar a un político, alguien con responsabilidades. La entrevista tiene lugar en Europa, en la actualidad.
Me encontré con un problema serio, agudo. No encontraba un político profesional en la Desunión Europea que me mereciese la pena. Ni los británicos aportaban, nada de nórdicos, más egoístas de lo que dicen, ni los pragmáticos holandeses, ni el francés más francés, no había un mediterráneo que valiese la pena, ni esos peligrosos austriacos o comodones suizos. Sólo me llamaba la atención uno: doña Angela Merkel, anunciadora de su ocaso. Puse una condición, que respondiese en alemán para que no hubiese errores de traducción o interpretación. Le pregunté : ¿qué pensaba del presidente actual del gobierno de España? Su comportamiento ante la crisis, ¿qué pasará después?
Me encontré con un problema serio, agudo. No encontraba un político profesional en la Desunión Europea que me mereciese la pena. Ni los británicos aportaban, nada de nórdicos, más egoístas de lo que dicen, ni los pragmáticos holandeses, ni el francés más francés, no había un mediterráneo que valiese la pena, ni esos peligrosos austriacos o comodones suizos. Sólo me llamaba la atención uno: doña Angela Merkel, anunciadora de su ocaso. Puse una condición, que respondiese en alemán para que no hubiese errores de traducción o interpretación. Le pregunté : ¿qué pensaba del presidente actual del gobierno de España? Su comportamiento ante la crisis, ¿qué pasará después?
Me respondió que cuando era adolescente estaba enamorada de Julio Iglesias, que le firmó un autógrafo en el hotel Entremares, La Manga del Mar Menor. La señora Merkel dió su respuesta cantando, con acento de turista, " Al final las obras quedan las gentes se van...otros que vienen las continuarán...". No sabía que en realidad era de Mugardos, ría de Ferrol.
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