martes, 12 de noviembre de 2013

Elogio de D. López.

No le conoce mucha gente. No es popular. Es serio, gallego y muy trabajador, honrado, honesto y buen compañero. No es que los otros no lo sean, ya me entienden, pero este hombre parece más auténtico. No tiene ese glamour hispánico de pacotilla, no tiene una novia/compañera de sentimientos/esposa de juzgado, que sea WAG (Wives and girlfriends en la expresión de tabloides English más bien horterillas y poco finos). Seguramente estará casado con alguna persona discreta también y no te enteras si está embarazada o no, ni por las redes sociales ni gaitas. Lo cual es duro porque no se como se puede vivir sin saber quién y quién no está embarazada.
Y no vive de vender cosas o imágenes absurdas que más que imágenes parecen pesadillas. No sale continuamente en los "medios", ni viaja o si viaja no te enteras. Ni habita en una estación del AVE,  o en la T4, donde parece que viven todos los que son algo en un panorama patético de absurda fama y malentendido rollo. Un ambiente donde lo importante es hacer caja, porque hay un "público" que gusta de esas cosas.
Resulta que Diego López, que si tuviese un apellido completo del siglo XVI sería, Don Diego López de Paraleda (provincia de Lugo), es natural.  Partiría  a la conquista de las Indias o en una expedición arriesgada en busca de nuevas rutas, abandonando su tierra natal dura y desolada. A lo mejor sucumbirían todos y regresaría con su hidalga figura, más quijotesca que nunca, a recibir los honores y prevendas de sus logros. 
Pero, nació  a finales del siglo XX y decidió emigrar  a Madrid y ser portero de fútbol. Al final regresó a su club, en circunstancias muy complicadas por el mal estado de forma conocido de ese otro portero, envuelto en la absurda idolatría de esos tabloides de fútbol, que mezclan churras con merinas y condicionan a cierta parte de los que van a Chamartín. 
En medio de todo sobrevive como lo hubiese hecho en la selva del Perú, Amazonas o entre Mayas. El club ha tenido el detalle de subirle el sueldo, mientras otros que son de WAGs, piden aumentos porque se creen no se el qué; porque no tienen espejo, tienen un representante que vive de ello o no se fijan en el espejo que es CR7, currante diario.
Lo bueno de todo esto es que el tiempo pone a cada uno en su sitio y el mundo no es tan injusto como parece. Aunque hay mucha injusticia.
No se me enfaden.,

1 comentario:

  1. En complete acuerdo. Es la sociedad en la que vivimos, pero de vez en cuando, me siento reflejada en una persona individual, y esto me da gran satisfacción.

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