En otro país, Italia esta vez, otro referendum, otra pregunta distinta, mismo resultado y el primer ministro dimite.
Como en esto de la política, como las epidemias, como casi todo en este mundo globalizado, hay algo de contagio y mucho de falta de contenido y personalidades adecuadas, como Cameron. No tenemos jugadores de talla.
El plebiscito italiano se convierte en una especie de partido de basket de fuertes defensas y un 60-40, importa poco, eso no es la NBA.
Me temo que por Europa, la vieja y civilizada, sigan proliferando ese tipo de preguntas para políticos que no se aclaran y pueblos que van con más entusiasmo de participación a las urnas; lo de una pregunta tiene morbo, es como un concurso de televisión ante el pueblo soberano.
En las Españas tenemos a esos brillantes políticos catalanes, claros, diáfanos, inteligentes, hombres de mundo de gran cultura, ideólogos profundos, sabios acumuladores de conocimiento que van al Camp Nou para hacer otro referendum en un estadio, en varios minutos o al final del partido; reparten banderas, hacen su política de gran nivel con turistas y forofos, cuando va S, Ramos, que es de Camas, y les mete un gol muy al final. A pase del gran Modric que es croata y ha vivido en sus carnes esas cosas de la política.
Se produce el silencio.
Los del palco no se lo explican, ellos iban por el plebiscito popular, la aclamación, no a un partido de fútbol, donde puede pasar de todo.
Al señor Puigdemont, de buena cabellera y gafas como si tocase de Marvin en The Shadows se le pone cara de Jerry Lewis y no puede entender que te metan un gol tan al final, ni el mismísimo Ramos.
Eso señores no se hace con Cataluña.
No se alarmen no dimitirá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario