domingo, 18 de diciembre de 2016

Lo principal, lo accesorio.

En una comida de Navidad, de esas en las que sabes que vas a ver gente que hace tiempo que no ves, de reencuentros y descubrimientos tardíos, de sorpresas y alegrías un amigo me hablo de dignidad.
No hubo villancicos ni canciones, sólo recuerdos y anécdotas.
Creo que es un triunfador en lo suyo, ha viajado, se lo ha currado dentro y fuera de las Españas, en otras idiomas y otras culturas y sin embargo me hablaba de dignidad.
Apelaba a sus orígenes, a sus ancestros inmediatos, su ciudad de provincias, la educación inculcada, la forma de buscarse un hueco en su profesión vocacional y en la adaptación a otra profesión.
Todo versaba alrededor de la dignidad, el respeto, el decoro.
Me acordé de "Singing in the rain" cuando en su época triunfal, en un estreno en The Chinese theater, le preguntan al personaje de Gene Kelly que era lo más importante y el responde: dignity, dignity, dignity.
Evoca sus comienzos con su amigo Cosmo. Las imágenes expresaban que lo que hacía para ganarse los garbanzos, antes del éxito que llegó, no eran trabajos tan dignos como los de hacer películas. Es decir que un actor hace muchas cosas a lo largo de su vida hasta que llega el triunfo, y los dólares.
Y sin embargo es cierto que hay que mantener la dignidad y no sólo es cierto sino que es hermoso.
Al final en el equipaje de la vida no puedes empaquetar muchas cosas, normalmente el último viaje lo haces ligero de equipaje porque donde vayas, si vas, no necesitas nada.
Dignidad, respeto, hombres de bien.

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