En medio de la imposición de Puigdemont (que le hacen caso) llega un nuevo actor al drama. Se sabe que es independentista/radical, odia todo lo que venga de España, interviene en twitter y poco más. Afirman que es un intelectual, con mejor cabeza que su ex presidente.
Se sabe quienes son sus ídolos de los años treinta y no son buenos presagios. Puede que salga elegido. Es una farsa, pero puede ser el próximo.
Sus intenciones (seguramente siguiendo instrucciones que comparte) son las de retar más al gobierno. Nadie dice que a todos los españoles, sean de donde sean, no les puede sonar bien su discurso.
¿Y cómo está la situación? En pocas palabras mal. En plan análisis. estabilizada.
Los que son partidarios de la independencia no se mueven, los que no lo son tampoco. La diferencia, que suena a escasa entre unos y otros, se debe a los que están hartos. Unos cansados que pueden dejar de votar, que votan por algún hecho aislado que les desequilibra o simplemente a ver que pasa. Todo sigue muy parecido que no igual.
Otro factor son las luchas internas entre los independentistas (al igual que entre los llamados soberanistas) porque en todos los sitios cuecen habas. Allí aparecen personajes como Mas y otros que pretenden seguir en el candelero y obtener tajada. todo lo que procede de Convergencia busca acomodo. Pienso que ERC (gracias a su líder desde la cárcel) está siendo coherente y sacará rédito en el futuro. Algo parecido, con menos votantes, sucede en la CUP, que no quieren ni ver al nuevo candidato, pero, claro, quieren independizarse.
El papel de los partido llamados "nacionales' no ha sido jugado debidamente hasta el momento. Demasiados errores, indecisiones, aspiraciones e inseguridades, porque unos quieren independizarse ( ¿cómo sea?) y los otros quieren dejar a España como está ¿cómo sea?
Como decía Kenny Rogers, a veces hay que hacer lo que hay que hacer. No dudemos.
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