En aquello del fútbol, nosotros perdimos en Sevilla con los locales, eso me han dicho, no vi el partido. No puedo opinar de un partido oficial de liga donde no nos jugábamos nada y que no vi , ni en televisión.
Podía imaginarme lo que iba a pasar, lo que pasó, aunque nadie quería perder, y menos S. Ramos (su carácter le hace meterse en guerras absurdas e inútiles), pero la cabeza, la imaginación está en otros lugares de cosacos, estepas y hoteles que quieren hacer su agosto, cosas de la UEFA que sigue las normas corruptas FIFA.
Me metieron en el mundo de The Terror y los ingleses en el Ártico de mediado del XIX intentando encontrar salidas entre los hielos, gruesos y duros, donde la vida casi no existe. Expediciones reales, nombres reales, gente y buques de guerra, héroes, muertos y situaciones límites, nadie regresó con vida y aunque no encontraron sus restos hasta mucho más tarde la imaginación cubre el resto. También un monstruo que cuando sale de cara parece un perro agigantado, un peluche enorme, mejor mantener la intriga y dejar a la imaginación que vague entre hielos.
¿Qué seríamos sin imaginación?
No necesitamos la imaginación quizá nos basta con ser un poco hipócritas, meter todo en el mismo saco y hacernos de Metoo, que es el pretexto, bálsamo cual crema antiarrugas, que resuelve todos los problemas actuales en los USA y los de hace muchos años porque parece que tiene efectos retroactivos. Poco a poco vamos copiando, como casi siempre, lo menos bueno.
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