Patria. ¿Quiénes son los valientes?

No he visto el festival de Eurovisión, en realidad no lo he visto desde la victoria de Massiel en London cuando parecía un asunto equivalente a Felipe II tirándole los tejos a una princesa de England, con poco interés e idioma desconocido. Siempre he pensado que Massiel ganó por cojones. Un concurso de cante no se gana sólo con bemoles, Serrat o el Dúo Dinámico también influyeron, y el maestro Ibarbia. Bueno, recuerdos en blanco y negro. 

Aburrrido por los temas del politiqueo, cansado de nacionalismos verbeneros o asesinos, de oír si Navarra puede estar o no en peligro, me he entregado a una lectura que deprime, como esas cumbres tan verdes, tan húmedas, donde el yantar es un placer.

Me he puesto a leer "Patria", un libro reciente de Fernando Arambúru que tiene mucho éxito. En casa devoraron sus más de 600 páginas en cuatro días y me dije a por él, el libro.

Está bien escrito, buenos personajes, buen ritmo, se lee fácil, rápido, libro para el fin de semana, el veraneo, playa o montaña, pelotazo de ventas, sin duda. 30 ediciones, la que me han dejado, en dos años, hasta 2018. Por otra parte triste, muy triste e inútil. Acabas harto de la forma de ser de muchos vascos, de clérigos a montañeros, del idioma ancestral, de los huevos fritos con jamón, el pescado o el chuletón, de pensar que son el ombligo del mundo. Nada vale, nada existe, nada importa, es que somos la ostia. Un poco hasta los mismisimos y de los muertos no hablemos. Supongo que un abertzale no leerá este libro porque no le interesa, no quiere oir las reflexiones imaginarias del etarra asesino encarcelado, haciéndose viejo en prisión, pudriéndose en vida. Un abertzale no quiere oir hablar de los asesinatos cobardes y fáciles, de la lucha armada contra desarmados, del negocio. Cómo dice la ingénua víctima, una de ellas : a mi no me van a matar, si soy más vasco que ellos.

Y lo mismo, esencialmente, sin muertos, en Cataluña. No aprendemos, no.