Mañana es el día del santo patrón de Madrid, un señor que era labrador entre otras cosas, o esa es su profesión más conocida. Un hombre bueno, sencillo, piadoso, entregado a los más necesitados, al prójimo, al cercano, casado con una santa, lo que habla del nivel en aquella casa. Su ejemplo, comportamiento, es un tanto el de San Francisco de Asís, casi compañeros de tiempos, la persona que quizá más se pareció a Jesús de Nazaret en su vida, "il poverello" renunció a todo, un hombre pobre y rico, desapegado de los bienes de este mundo. A San Francisco le canonizaron muy pronto tras su muerte, San Isidro tardó algunos siglos en llegar al escalafón. Ahora puede que existan personas así, no se si de ese nivel, pero no salen en las noticias. El mundo es materialista y entregado a sus dineros, a si mismo, a todo lo que se puede ver y tocar. Son santos de la iglesia católica por supuesto, aunque estimados por los que no creían, al ver su ejemplo. El nuestro, el que habitaba esta población en la Edad Media, pasó su vida haciendo el bien. La oscura y tenebrosa Edad Media tenía esas gentes.
Llega la fiesta del santo que traía agua, que curraba el campo, y la vivimos entre el puente (por nuestros agotamiento diario) y las elecciones, con un pueblo despistado sin saber a quién votar. Las encuestas hablan de repetición de resultados respecto a las generales, aunque aquí hablamos de ayuntamientos y esa cosa llamada comunidades autónomas como la de Madrid que se sacaron de la manga por aquello del equilibrio. La actual alcaldesa, habla de Tierno Galván, ¿qué tiene qué ver?, y parece que repetirá. Ay, querido Sancho, recuerda lo del Mío Cid, aquello de qué buen vassallo si oviesse buen señor.
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