martes, 2 de marzo de 2021

Clase.

Me dirigía a tirar el papel y cartón en esos contendedores modernos que destrozan los bárbaros, alguien había dejado dos libros usados encima del receptáculo por si alguien quería cultivarse, se animaba a hojearlos; uno era el factor humano de Greene, que no se dedicaba sólo a escribir sobre espías, aunque fuesen británicos y de verdad, estuve tentado de llevármelo, pero me indicaron que la edición era de baja calidad, mal traducida. El otro Grand Hotel de Vicki Baum que siempre anduvo por casa de mis padres, nunca lo leí, si recuerdo la película, 1932 ganadora de Oscar a eso, mejor película, esta la Garbo, y muchos actores de prestigio de esos años, también John Barrymore. Este individuo, familia de actores, teatro, mudo, sonoro, tenía clase, el personaje, el Barón sin un marco de Grand Hotel mucha clase,  vividor, ladrón, cara, excelentes formas y eso precisamente me ha recordado el libro; no sólo que no existen esos hoteles, con esa gente, ese servicio ni esos personajes con esa clase. Al barón le gustan las señoras mucho, no conoce otras plataformas oficialmente, le gusta vivir bien, beber lo bueno, comer sin gula para no engordar, fumar que es malísimo y el juego que a la larga pierdes siempre; tiene casi todos los vicios y tiene clase. No es por nada, en esa época debía haber gente con clase, hasta la guapa profesional Joan Crawford tiene clase. Durante mi camino de regreso del contenedor me preguntaba por la clase de los personajes de hoy, España de hoy, los que están en el "candelabro", políticos o no, artistas o no, me quedé buscando un ejemplo de clase, no me salía; de pronto una niña entre 8/10 años llegaba del cole, se dirigía a una pastelería, tenía clase, la esperanza no está pérdida.

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