Rupturas en los idus de marzo.

Ya nos hemos lamentado demasiadas veces del nivel de los políticos, formación o conocimientos, u otros valores esenciales en el ser humano que no sean medrar y beneficiarse, hemos justificado su calidad, hemos dado indicaciones de lo que hacen, no ya dicen, lo hemos hecho al nivel más alto y muestras hay en todos los partidos. Es deprimente; ahora bien a veces, en ocasiones, es divertido, sino fuese por lo que hay en juego. Como no ignoramos, en nuestro mapa, quitando el pegamento independentista en Cataluña o País Vasco, o la coyuntura de Galicia, el resto se mueve por alianzas/pactos/arreglos con el rollo de las izquierdas o derechas, progresistas de boquilla o retrogrados de pacotilla, según se llamen unos u otros. Desde las últimas votaciones el partido llamado Ciudadanos pujaba por sobrevivir, un partido de medio centro teórico nacido en Cataluña, líder apartado recientemente, casi desaparecido allá donde floreció no hace tanto, medrando en otras partes si le dejan. Tuvo su momento en 2018 entre la derecha acomplejada de siempre, minada por la corrupción de los pasados veinte años, frente a la izquierda vacía, olvidada ya su corrupción, capaz de pactar con quién busque la misma ambición por el camino propicio. No sé si algo huele a podrido en Murcia que no es Dinamarca, pero la explosión de olor ha llegado a la Comunidad de Madrid. Han cesado a Aguado melifluo, juguetón, de hoy, fofo, de coqueteo con el PSOE, Ayuso ha puesto las cartas encima de la mesa y Sánchez se ha asustado como en el Far West.Ya veremos si hay elecciones o moción, los del PSOE, UP u otras hierbas se frotan las manos. Si hay moción parecen claros los resultados. Lo que quiero resaltar es que cercanos al día de la mujer, una señora, que mantiene su peinado, que no soy capaz de medir su nivel político, o capacidades, que no es menos que ese simulacro de pulcro que va por Más Madrid o cualquiera de los que se oponen a ella, que sabe donde incordiar, ha demostrado que al menos tiene dos atributos bien puestos.