Mediados del siglo XIX, lejano oeste. Una película me ha hecho reflexionar, al ser una película de época tratan de contar las cosas como eran entonces, con la mayor veracidad adaptada a los límites del presupuesto; transcurre en Texas, caravanas, vida dura, mucho emigrantes, indios Kiowa, búfalos, corta esperanza de vida, también ilusión en medio del sufrimiento, valores, la misma condición humana y las noticias escasas, que llegaban cuando llegaban. Ya en los sesenta, a mediados con UHF, no hace falta repetir que se escuchaba la radio, un canal de TVE en blanco y negro, carta de ajuste, interrupción de la programación; teléfono fijo a veces colgado a la pared, cartas, postales del que viajaba o veraneaba, muchos sueños e ilusiones con todos los aspectos de la condición humana juntos. Ahora con la misma capacidad intelectual, o menos, no damos a basto en cuanto a volumen de información recibida, velocidad, variedad, no estoy seguro que podamos asimilar tanto. Es lógico que en este mundo occidental, del llamado estado de bienestar, los niños, adolescentes, jóvenes que ahora llegan a los cuarenta por lo menos porque no se van de casa ni envejecen, no es que no entiendan la vida sin móvil, tableta, Google, Youtube, redes sociales, es que simplemente no se lo plantean. Ya hace tiempo que los expertos, que los hay de todo, se pronuncian sobre el cuando un niño debe tener su móvil, en algunos países, grupos, capas sociales, es batalla perdida. Sin embargo hay que mantener la ilusión igual que en el Far West igual que siempre.
viernes, 19 de marzo de 2021
Ilusión.
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