Los políticos como decía mi abuela, que no sentenciaba mucho, son un tipo de seres que no tienen buena pinta, lo decía en una época que disimulaban más, me imagino lo que diría ahora; no entiendo como camelan al personal, claro que no hay otros, son necesarios, si abandonan un partido tránsfugas o no, hay que reemplazarlos, son como las lentejas; además sus seguidores les jalean en exceso. Ellos son parte del problema, sin que tengamos motivos para pensar que es una cuestión de cosechas más o menos generosas. El mayor problema hoy es Cataluña y sus políticos. No es una cuestión de fútbol, camisetas, arbitrajes, ni el rollo de lo que llaman clásico, unos cursis de pacotilla, extendido por el marketing a todas partes, el problema no es Madrid es Cataluña. La cuestión al principio de la llamada transición fue más de los vascos independentistas, más directos, muy vascos, con o sin ETA; los catalanes de Convergencia i Unió se plegaron a sus intereses propios, su cartera capitaneados por Jorge Pujol, cuestión de prioridades, luego el Tripartito de 2003, lo de 2006 y fue después de 2010 con muchos errores por varias partes, el salto al vacío independentista; no se si Ortega tenía razón cuando dijo en 1932 que la cuestión catalana no tenía solución que había que vivir con ella; lo que sucede es que Europa en 2021 es diferente., entonces la aproximación debería serlo. Ahora cuando los de ERC, CUP, Junts y la representante del de Waterloo negocian sigue viéndose el verdadero problema; tratan de ponerse de acuerdo de mínimos personas cuya visión común, por decirlo algo, de la sociedad solo pasa porque Cataluña sea independiente. El momento, estrategia, acciones, es lo que les separa. Y ahí siguen, cansinos, absurdos, embobados.
jueves, 25 de marzo de 2021
La peonza que marea.
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