miércoles, 30 de diciembre de 2015

El rinoceronte blanco.


Me hubiese gustado tanto poder hablar con uno de esos pocos sabios que en el mundo han sido y hacerle preguntas que en su sabiduría me explicasen la absurdez, palabra que no existe en nuestra lengua, de los humanos como masa civilizada del siglo XXI.
Siendo absurdos nos metemos nosotros mismos en problemas cada vez más complejos sin ser capaces de aportar un vestigio de claridad. Nos convertimos en nuestros propios enemigos, crueles y sin sentido. 
Los hispanos de las Españas no nos ponemos de acuerdo y damos el espectáculo.
Hay animales que sin hacer ruido corren grave peligro de extinguirse, desaparecer de la faz de la Tierra, y produce cierta pena, como toda muerte o final. 
La ciencia y la sofisticación de los procedimientos de fecundación in vitro pueden representar una salida viable, habrá que gastarse dólares en conseguir que el rinoceronte blanco, el blanco del norte, se quede vivo entre nosotros.
La razón por la cual se ha llegado a esta situación, de cierta angustia, es la caza furtiva y la cotización de ciertas partes del animal, el cuerno concretamente. 
Yo me pregunto si no estaremos nosotros los hispanos en proceso de extinción o si estaremos ya extinguidos.
Claro que los humanos es más complicado que desaparezcan como especie, hay muchos.
Por lo menos se nos ve confusos desde fuera y desde dentro; confusos unos y otros transmitiendo una gran seguridad. 
Los que pretenden gobernar en Cataluña con la independencia como causa común única y fundamental demuestran una seguridad suicida e inconsciente; los que pretender llegar al gobierno de la nación de casi cualquier manera son como los cazadores de rinocerontes.

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