lunes, 28 de marzo de 2016

Entre Mrs. Clinton y Claire Underwood.

Una cosa es ficcion en la pantalla, la otra la realidad.
Estoy acabando House of Cards, cuarta temporada y me asusto como en una peli de miedo.
No se preocupen no voy a contar la trama, no quiero estropear nada a los amantes de la serie, solo espero que la realidad no supere a la ficcion.
La serie da dinero y hay que seguir; Kevin Spacey debe pensar que es el favorito de Shakespeare y vuelve al Vic theatre; los actores producen y dirigen capitulos, los dolares entran en las arcas, es todo show business.
Mientras quizas los Clinton tienen conversaciones tipo los Underwood, para cuando Hillary llegue a The White House en enero proximo, porque sino le da el telele.
Supongo que en Iberia tambien siguen las peripecias de los Underwood y Maquiavelo ya no es el idolo de los avanzados. A las damas dedicadas a la politica les va a costar muchas horas de aerobic imitar el "body" de Claire y no se lo que Mrs. Clinton va a hacer con sus trajes tipo Mao, oculta cachas.
El resto de los politicos del mundo mundial  son principiantes comparados con los de House of Cards. La corrupcion , el sexo, la ambicion, muy por encima de la finca del de Ubrique, las zancadillas, trampas, procedimientos habilidades sexuales, resistencia,, todo supera las ilusiones de los de la Carrera de San Jeronimo, que se quedan como principiantes vulgares confundidos y abochornados, desnudos ante un espejo.
A los profesionales guionistas les felicito por el bien remunerado esfuerzo y alabo la profesionalidad de todos los participantes, pero me acuesto viendo a Francis y Mrs. Underwood pensando en comprar el Real Madrid en la quinta temporada y por ahi no paso, que Doug, Chief of Staff, no se detiene ante nada.

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