domingo, 28 de mayo de 2017

Los piratas del Caribe, de Disney a Camelot.

La señora Merkel dice algo que es cierto, porque el Reino Desunido intenta reagruparse y no acabar de romperse:
"Europa no puede depender de otros". 
Mientras al presidente US le siguen dando palos por todas partes, más allá de los 100 primeros días y él acumulando motivos, más por lo que dice o muestra empujando gente, que por sus obras. Mr. Trump nos sirve para volver nuestras miradas nostálgicos sobre Camelot y esos tiempos en Washington, donde se hacían muchas cosas y casi nadie se enteraba.
"Nuestro presente es extraño y desequilibrado", o eso dice Norman Foster, que no descubre demasiado. El título podía sugerir el comienzo de una teoría, pero es como en Casablanca el principio de una amistad consigo mismo al final de una existencia.
¿Cuando el presente no ha sido extraño? ¿Extraño para quién? ¿Y desequilibrado? 
Los humanos nunca hemos destacado por nuestro equilibrio; si que ha habido épocas mejores y peores, mucho peores, también.
Siempre he creído que el ser humano se sobrevalora; incluso piensa que es genial, invencible e inmortal, se olvida de su condición. Nos falta la sencillez, simplicidad de cualquier animal irracional.
El otro día intentando definir a una persona me salió la siguiente frase: "Nunca ha sabido conjugar el verbo razonar en su larga vida".
Es decir una persona, un ser humano, racional me daba la impresión de no usar nunca esa capacidad ¿Por qué?
Porque sus actos casi siempre están ofuscados por sus miedos, fobias, complejos, pudores, traumas infantiles; todo extraño y desequilibrado.
Los de Disney lo entienden en sus películas, sus negocios.
Me han dicho que la última entrega de "Pirates of the Caribean" es francamente mala. Se observó un declive progresivo en esta saga, la siguiente era peor siempre y sin embargo hacen mucho dinero. Recuerdo la primera vez que me subi en esa atracción al principio de Disneyworld en Florida ; los bucaneros y corsarios eran mi sueño eterno. Su mundo no es extraño ni desequilibrado aunque no se parezca en nada al de Foster. Es cruel, duro, arriesgado, y mortal, como la vida misma.

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