miércoles, 25 de octubre de 2017

Cien años de la revolución de Octubre.

Cuesta imaginarse lo que hacían nuestros bisabuelos en aquellos días de octubre 1917. En Europa se practicaba la Gran Guerra en las trincheras. En España, al ser neutral, se disfrutaba de falsas ventajas, con muchos temas sin resolver.
Los medios, la comunicación, la velocidad han cambiado tanto, como el agua de Madrid que mi madre decía que ya no era la misma.
Repasen a los sabios que han escrito sobre ese Octubre Rojo, aprendamos.
Vi una vez en el museo del Kremlin un cuadro del zar en trineo cubierto de pieles y el pueblo hambriento saludándole fervoroso. Al fondo las conocidas murallas, otro mundo, otra calefacción.
Aquí, en Hollywood, Charlie Chaplin ya era famoso, millonario, actuaba muy cerca mío y estaba pronto a dirigir y co fundar United Artists. Incluso él tendría noticias confusas sobre lo que sucedía en la vieja Rusia.
Fue un momento que cambió el mundo.
Este es otro momento de la verdad, diferente, el final de la cuenta atrás, chistes en whatsapp, muchas bromas sobre el tema, locutores con cara de locutores, editoriales, titulares y una situación muy delicada.
No por repetirlo se va a solucionar y no es fácil tener perspectiva, alejarse; me parece que lo del artículo 155 me va a pillar en un avión, en territorio de nadie, en medio del Atlántico. Cuando llegue a España una parte de ella llamada Cataluña se habrá auto proclamado como república catalana en su parlamento autónomo. Esto está ocurriendo en 2017, en pleno siglo XXI. Ahora con la televisión, con imágenes.
El gobierno, y España entera, verán aclaradas todas las dudas. El juego, iniciado hace años, ya hace tiempo que no es juego. Tengo la sensación que los muchos españoles que no quieren esto deberían expresarlo con unida rotundidad, viajando a Cataluña si es preciso. Mostrando al mundo lo que queremos.

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