viernes, 26 de julio de 2019

New York, New York, casi todo es posible.

Una ciudad única que bien conozco increíble. Allí todo es posible, ya tenemos equipo del siglo, campeón de campeones, nuevo balón de oro, una máquina de hacer fútbol y otro tiene un problema grave.
Allí se jugaba, en madrugada española un At Madrid-Real Madrid, en teoría amistoso. Creo que era alrededor del minuto 25 y palmábamos 4-0, los jugadores nuestros desesperados y Jovic, que no tócó una, lesionado fuera.. Fuimos superador en todo o casi todo. En el minuto uno primera jugada, rebote, gol. Ellos metían la pierna, duros, rápidos, como si se jugasen algo muy importante, otro nivel. Nos dejaban dominar y luego al contrataque ejecutaban, cada llegada un gol. Su gran portero no intervenía, no teníamos ocasiones. Sólo faltaba que marcase Morata. Al descanso perdáimos 5-0. Menudos problemas va a tener Zidane para recomponer un equipo donde no hay centro del campo, donde la defensa hace aguas y los delanteros no llegan. Hazard se va apagando.Vinicius perdido en su laberinto, Jovic nada. Modric, Kroos, nadie recupera,  Isco, el más desesperado, haciendo penaltys absurdos, los centrales no existen,los laterales superados. Un extraterrestre llega a New York ve el partido y dice ¿qué es esto quienes son los de blanco? En el rival todo son fenomenales, el nuevo Joao Felix, el fantástico D. Costa, Correa el que se va, el sucio Sául, el fino Lemar, el gran cerebro Koke, todos defienden, todos atacan.
Y cada uno dió lo que es y representa con D. Costa (4 goles) como lo que exactamente es, lo que gusta a su entrenador y qué nunca cambiará, ni uno ni otro.
Al final 7-3, como la final de Glasgow de mi ídolo Puskas, cosas que hay que ver.

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