lunes, 12 de agosto de 2019

Hoy las ciencias avanzan que es una barbaridad

Mientras Tarantino, con su arte y afición, nos cuenta como era Hollywood en los sesenta, eso si con esos dos, yo en Hollywood me he visto "40 grados a la sombra" de Mariano Ozores, con su arte y su afición.
Las historias humanas, de humanos, ellos y ellas, son lugares comunes, luego Hollywood pone el glamour, la magia del cine. 
En esos sesenta preocupaba ligar, a ellos, aunque las que ligasen fuesen ellas. El españlito andaba salido, en busca de "guiris" (turistas) que siempre eran más facilonas. Dos historias de las tres van de eso, Rodriguez incluidos. La tercera es de un operario de la grúa que intenta veranear en Benidorm, se quema por el sol, duerme mal, no come y sufre deseando volver a Madrid con su grúa. Como todas las cosas de don Mariano Ozores son como a él se le ocurrían. Si hubiese sido niño en los sesenta e hiciese películas ahora las contaría de otra manera. No hay mucho glamour, excepto el de Laly Soldevilla o Gracita Morales. No hay alusiones políitcas a Franco, excepto por la paga extra del 18 de julio.
Hemos canbiado también en Hollywood. 
No había manadas, si los gamberros de toda la vida, como en las verbenas. Ya las verbenas no eran la de La Paloma. Una zarzuela cuya trama nunca llega a entender desde el principio, porque Susana y Julian se quieren pero se llevan como el perro y el gato. Menos mal que sale don Hilarión, rico, cobarde, fantasmón y mujeriego, que se dedica a todo menos a la política, para eso están los próceres de ahora, en cualquier parte del mundo.

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