Corrían los sesenta en su recta final, quinto de bachillerato, ciencias, colegio de religiosos, el curso vago entre las dos reválidas, Olimpiada del Saber y Cesta y Puntos, los curas nos pusieron clases de cine y música, en medio de la dictadura tras 25 años de paz, y Anouk Aimée ahí. Francia era chic, las francesas, no todas eran chic y algunos franceses cool como Delon o Belmondo. Alfonso Sánchez el Sopas, periodista, Hoja del Lunes, Informaciones que compraba mi padre según él por la calidad de los crucigramas, luego en ABC escribía sobre cine; sobre todo tenía un programa de crítica en TVE, yo le leía y apreciaba sus conocimientos, aquellos curas nos recomendaban leer antes de ir a las salas; a su estilo decía estar enamorado de Anouk Aimée y se sentaba junto a esa mujer en Cannes cuando Cannes era Cannes, se fotografiaba con ella embelesado. Don Jean-Louis Trintignant ya pitaba, estaba de moda lo francés, cerca del Mayo de Paris, Trintignant ya había creado Dios a la mujer y conducido coches en "Un hombre y una mujer", un Mustang en sus horas libres, trabajo con los mejores directores europeos, empezó a no ser tan perdedor y seducir lo que antes habían seducido otros, siempre la femme. Se nos ha ido con dignidad como vivió.
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