martes, 7 de junio de 2022

El fiero turco.

 

Hay toros que son incómodos, incluso saltarines. Hablan de la incomodidad de Turquía como socio de la Alianza Atlántica porque se opone al ingreso de Suecia y Finlandia que nunca quisieron ser parte y ahora si, cuando la NATO no se sabe bien qué y hasta donde estaría dispuesta a llegar, no la organización sino los países miembros, las capitales, la primera Washington D.C. Turquía como todos los países juega sus bazas, a veces complicadas como el equilibrio de sus estrechos entre Oriente y Occidente. En la UE cuenta con la oposición de Alemania que en otro tiempo le apoyó, UK ya no cuenta, Francia en sus sutilezas no apoya, Grecia es mortal enemigo; las cuestiones de los derechos humanos y nivel de democratización son obstáculos esgrimidos y otros muchos ven un peligro en la mayoría musulmana de muchos millones de personas. En la NATO durante los muchos años de Guerra Fría la vida a bajo precio de millones de soldados turcos era el precio a pagar por los USA para frenar a la URSS, en sus fronteras, o instalar misiles, al fin y al cabo el mismo negocio que hizo el camarada Stalin contra  el pánico que producía Hitler, con Cḩurchill a la cabeza, la diferencia es que en la Guerra Fría la factura no fue de millones de muertos. Sorprende que los titulares se vayan a humo que tanto vende,

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