Mis visitas al Prado cuando estudiaba Historia del Arte con don Severino, una especie de Adolfo Marsillach de profesor, siempre las recordaré, los olores de la vegetación, los sábados por la tarde, no se pagaba, luego en los exámenes había que contenerse porque don Severino iba al grano siempre. Leía sobre los pintores, autores de los hechos, mitología, inspiración del artista, o los cuadros, el momento histórico; alguien me proporcionó una guía del museo. Realmente es la pinacoteca del mundo, no creo que haya nada igual, no lo conozco, la repetición de obras maestras; se trata de la colección real, cuando no existía la fotografía siglos mediados del XVI a principios del XIX, principalmente, edad de oro, Tiziano, Velázquez, Rubens, Greco, Murillo, Zurbarán, Goya y muchos más. Ya saben que la obra maestra del sevillano estaba en un pequeña habitación, con espejo y ventana, no cabíamos muchos, como en la foto de la NATO, antes de ser restaurada por el experto inglés. Los reyes de España completaron una colección única casi sin querer. Quizá como en la novela de Torrente los propietarios se quedaban atónitos ante tanta belleza, ahora son los de la NATO los mandatarios, esa tropa, que nos gobierna, yo hubiese elegido otro cuadro del maestro con Spinola en primer plano gentil.
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