Este 2015 se acaba y me toca hablar de mi equipo, en baloncesto y fútbol.
En aquello de la canasta han sido buenos, por no exagerar adjetivos que les corresponden, aunque podría. Han ganado todo de forma convincente, incluido el compromiso europeo con la selección para algunas de sus estrellas nacionales fundamentales; hay buen ambiente, un entrenador (Pablo Laso, respetado y querido por los que juegan) que sabe; los fichajes funcionan, jugadores que entran se adaptan, hay compromiso y salen nuevas ilusiones muy jóvenes con pinta de estar años en el primer equipo o saltar a la NBA; no hacen pre temporada lo pasan mal y se reponen, además el jugador de baloncesto es más inteligente que el futbolista.
Al equipo de fútbol casi todo le sale mal, por no decir todo, como si un gafe planease por Chamartín; nuevo entrenador, ilusionado madridista, porque el anterior no consiguió el rendimiento esperado; cabreo de muchos integrantes de la plantilla por el cambio; llegada de Benítez sin fortuna, mano izquierda ni soluciones tácticas; mucho lesionado, enfado de varios jugadores, frustrados y a disgusto; ninguno en forma excelente, estaban Navas y Marcelo y también de lesionaron; un S. Ramos, al que protege cierta prensa, con un número veraniego y un mal rendimiento, que va de capitán, pero parece un peluquero sin verdadero carisma aunque digan que lidera, menudo líder; el eterno problema de esa llamada BBC y su falta de compromiso defensivo; el asunto de Benzema en los tribunales franceses; el ataque constante al presidente que no acaba de saber que todo ese rollo del señorío, mejor club del mundo, referencia, etc... hay que hablarlo menos y actuar más, al igual que la humildad de los enemigos que la sacan en cualquier momento cuando los verdaderos humildes nunca mencionan esta virtud; no hay permiso para renovar el estadio; nos expulsan de la copa del Rey y ... no ha tocado la lotería
Como le dice Igor al doctor Frankenstein, en la película de Mel Brooks, cuando roban el cadáver del futuro monstruo
-Podría ser peor- anuncia el ayudante mientras desentierran el pesado muerto.
-¿Cómo?-pregunta el doctor.
-Podría llover.
Y empiezan a caer chuzos de punta
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