Teníamos a los del Legia de Varsovia a bordo, un equipo marcado por sus ultras y sus antecedentes que confirmaron en nuestras calles.
Me esperaba apellidos durante las alineaciones como en el comienzo de "To be or not to be", el genial film de Lubitch, pero había pocos apellidos que acabasen en "inski" o "owski".
No sabía nada de este equipo, ni un nombre.
Los locales con una alineación tan atacante que el jugador más defensivo era Toni Kroos, suponía que suficiente para los tres puntos.
En el primer tiempo se debieron ir encantados los visitantes, divirtiéndose y perdiendo sólo por 3-1. El Madrid no sabe defender sin balón, dejaba jugar, no recupera, llegan hasta nuestra área y finalizan jugadas, a veces un defensa arrebata la pelota. Nada recomendable ante enemigos poderosos.
En ataque muchas acciones y mucha imprecisión. CR7 está mejor, al igual que Benzema, pero los centros no se dirigen con rigor desde la banda o los pases al hueco, los desmarques se quedan en un detalle. Haría cambios al descanso.
No hubo muchas mejoras en la segunda parte. Morata y Lucas mejoraron al equipo pero el partido ya estaba avanzado y Kovacic aportó en lo poco que jugó.
CR7 está fallón, como el equipo en general por muchas ocasiones que se creen; intentan que marque, le buscan pero no entran. Los del Legia encantados de conocerse y poder jugar en este estadio, no les dieron una patada y les permitieron lucirse en sus virtudes.
Al final 5-1 y la sensación de que algunos que faltan no deben faltar cuando nos juguemos algo.
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