El tiempo.

Veo que hace frío en las Españas y me llama la atención como se trata la noticia de una ola polar; como si llegase un turista de renombre. La noticia va acompañada de un subida de las tarifas eléctricas.

¿Cómo no va a hacer frío si estamos en enero, en pleno invierno?

Cuando vivía en el norte de Europa el frío no era noticia, porque la temperatura se mantenía bajo cero a lo largo del día en una monotonía absoluta, el sol no calentaba como en Iberia. Los hispanos se quejaban de lo desapacible del ambiente, del carácter de sus pobladores, se echaba de menos el calorcito, las brumas del norte o el viento de la meseta. La gran diferencia la marca el sol, en las Españas cuando sale el sol calienta.

Al mismo tiempo la temperatura en el planeta sube a causa del comportamiento- nada saludable para el medio ambiente- de los humanos.  Menuda paradoja, nosotros mismos somos o seremos los culpables de que la Tierra no sea habitable.

Lo que no han podido las guerras lo conseguirán los abusos de los recursos disponibles.

En efecto le pega mucho al ser humano meter la pata de esa manera. Claro que a la cabeza están los habitantes de los países más desarrollados, los de la tecnología más avanzada, los que no encuentran solución al problema.

En África, en tierras pobres y devastadas tienen otros problemas diferentes; por un lado lo básico y fundamental como es el agua resulta un bien escaso y a partir de ahí todo se queda en supervivencia pura y dura.

Nacer al principio de la Historia humana entre el Tigris y el Eúfrates supongo que era una buena noticia, ahora ya no tanto, tampoco en Etiopía o Sudán. Ahora lo mejor es nacer en un país nórdico donde las chicas son espectaculares; en Suecia, Dinamarca, Noruega o Finlandia. 
Una vez un finlandés importante me enseñó una película- de cierto nivel cinematográfico- sobre su tierra y gentes. Después de verla le comenté que quizás ellos no eran así. Me respondió que si o quizás peor.

Seguramente no se puede tener todo.