viernes, 20 de enero de 2017

La celebración de la democracia.

Un bonito título para la ceremonia de hoy en Washington, como se refirió el speaker en una de sus alocuciones.
Donald Trump, presidente ¿Quién lo iba a decir?
No hacía mucho frío en la capital. Ya no eran los tiempos de George Washington y John Adams en Filadelfia; todo estaba mejor organizado, televisado, supervisado y prevista hasta la hora de la lluvia.
Un juez Afro americano de voz profunda, preciosa, casi de Darth Vader, toma el juramento al vice que tampoco pensó serlo nunca. 
Tres representantes religiosos, cristianos los tres, han leído pasajes bíblicos, que no se yo bien como pegan en estos casos.
Me pongo a pensar en ese Jesús de Nazareth que de pronto aparece como la gran figura de esta ceremonia  y lo poco que sus palabras son tenidas en cuenta, a la hora de la verdad. Eso si se utilizan mucho
El capitolio luce espléndido, lleno de banderas; la estética es indudable, decorado de Hollywood.
El Chief Justice, blanco, toma el juramento, al presidente; este está emocionado, distinto.
Cada cuatro años se reúnen es esta escalinata para una transferencia pacífica del poder según Trump para que vuelva al pueblo. Sus palabras, de bajo tono intelectual, sin el toque de un estilista, son ciertas;vienen de un multimillonario sin experiencia política que se preocupa por los que tiene menos, siempre y cuando sean americanos.
Otros tres representantes religiosos cierran el acto, el último judío. Mucha religión que no se ve en la calle.
Ya hay otro presidente.
People of the world thank you, but America first.

No hay comentarios:

Publicar un comentario