De costumbres y hombres.

 

He visto una Foto impresionante de refugiados de Goma que regresan a Ruanda en un autobús. Supongo que son los privilegiados porque están vivos, vuelven a su tierra. El autor ha sido capaz de captar las caras sobre todo de jóvenes no tan niños, adolescentes, que tienen profunda tristeza en sus rostros, que posiblemente tienen más esperanza que sus madres. Desde el mundo del a/c de Doha me impresiona más, como un recordatorio. No hay hombres adultos en la instantánea.

El señor juez Marchena, un digno hombre Me gustaría mucho parecerme a él, no le conozco personalmente. No resuelve los problemas del mundo, ni siquiera los de España, pero debe ser una buena sensación, un sentimiento agradable, incluso en temas peliagudos, manipulados y rodeado, comportarse con ese talante. No solo talante, disposición, sabiduría, sin acritud...como un verdadero juez. Cuando vienen mal dadas es cuando se ve la auténtica categoría de los individuos. Su uso del castellano es ciertamente preciso. Las comparaciones son odiosas pero al lado de dos colegas de actualidad, de hace tiempo que florecen en el candelero, Conde y Ortiz, Zipi y Zape, la impresión que me dan no es la que debe dar un servidor de la Ley. El caso es que estos dos últimos parecen felices de haberse conocido.

De halcones en Doha, mucho más importantes que el mundial.  Es una tradición de los tiempos de los beduinos, se valoran muchos aspectos del animal, incluso hay un hospital al lado para halcones con a/c por supuesto. Valen de 10.000 a 1 millón de dólares  o precios superiores los que van para palacio. Muchos vienen de Alemania en especies distintas. Pueden viajar en Qatar Airways . El dueño tiene que comprar dos asientos en el vuelo uno para el halconero y otro para el pájaro, una vez el dueño viajaba en business class y seis de sus halcones en turista. Es decir pagó trece billetes de Doha a Ryad, hay vuelos que salen caros. así las gastan algunos. Los halcones en los aviones se comportan mejor que muchos pasajeros y van protegidos para no manchar. He tendio una hembra de tres años en mi brazo, tranquila, educada, silenciosa.