martes, 11 de noviembre de 2014

En efecto, el halago debilita.


Los Espartanos, los de la antigua Esparta, eran tipos duros. No les quedó más remedio que adoptar una formas y métodos que garantizasen su supervivencia y con mucho esfuerzo fueron admirados por el mundo que rodeaba a la Grecia Clásica, como toda obra humana tuvo su final, aunque siempre fueron fieles a sus principios.
¿Se halagaban los espartanos? Tenían las cosas esenciales muy claras.
Supongo que tendrían sus piropos y sus premios pero no se andaban con tonterías, lo importante era seguir las reglas de su formación y disciplina que se había visto que funcionaban y eran ejemplo para otras comunidades.
Desconozco si usaban el lema de "Nosotros podemos" y sin embargo tengo la sensación que sus líderes transmitían esa fuerza, ese espíritu necesario para luchar, incluso en franca inferioridad. 
Los de Podemos, ese partido que acapara la atención, entre el declive de los otros partidos se va a enfrentar en breve a una realidad que no se como van a controlar y se sienten halagados y votados, y esperan ser más votados, aunque realmente, no han hecho absolutamente nada, pero en democracia hay que votar y votar a alguien o dejar la papeleta en blanco.
No es fácil mantener el equilibrio, lo es menos cuando alguien es un triunfador, no digamos si ese alguien en su profesión gana dinero para vivir el resto de sus días. Esos contratos de actores o deportistas que en un año pueden tener la vida solucionada la aspiración de cualquier joven soñador y luego ¿Qué?
El pueblo está descontento, algunos votan a Podemos ¿Y luego qué?
Es curioso como el ser humano busca el halago, al menos la palmadita en la espalda, el que le digan que no hace las cosas tan mal, la necesidad de saber que no eres el peor y sin embargo me parece que desconcentra y debilita. 
Debilita, incluso en política y eso que me temo que la política es otra cosa o debería ser otra cosa.

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