jueves, 12 de septiembre de 2019

En busca de mi tiempo perdido.

Me encuentro sumido en una expecie de exploración, búsqueda, un laberinto. 
Lo de ir en búsqueda de un tesoro es una sensación viva, de estar vivo, lo que ocurre es que muchas veces no se encuentra nada, nada realmente relevante. Me ocurre, por ejemplo, intentando averiguar las causas fundamentales de porqué el Madrid no ha conseguido un equipo/plantilla competitiva o porqué en USA, California, se rinden a Trump con la esperanza de un/otro "escándalo" que le aparte de su reelección o porqué llevamos tanto tiempo los españoles, sin ni siquiera hacer el paripé de un gobierno en España o el Reino Unido sin rumbo o lo que parecen ser pautas de conducta generales donde impera lo politicamente correcto, lo de moda, la incoherencia de frases repetidas por medios de comunicación, titulares, que funcionan como llaves. Me han prestado varios libros que leo en California en castellano, sobre Jesús de Nazareth, para no llevarme demasiado al mundo sajón que ya castiga a diario. En una biblioteca pública en Los Feliz encontré el "Evangelio según Jesucristo", de Saramago, por algo es Nobel que no quiere decir que todos estén, pero algunos si muestran su categoría. Sobre todo, como los suyos, es un libro muy bien escrito. Incluso una versión de pasta dura de Ben Hur magnífica, el de Fulton Sheen, el primer volumen (ya hay seis) de John Crossan, su campesino judío marginal, y los añadi a Ricciotti y Martin Descalzo, que me recomendó un franciscano. Mucha gente, mucha investigación, mucho esfuerzo y  ¿ qué sabemos del individuo? Desde luego, algo sabemos, pero es mucho lo que no sabemos y siempre que consigo disfrutar con algún autor me pregunto  ¿ qué es lo esencial? Menudo personaje.

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