lunes, 28 de diciembre de 2020

Después del mito la nada.

Hay personas que repiten que todo fenomenal, estupendo, como una coletilla, no acierto a comprender como piensan en realidad, son optimistas, algunos dicen que buenos, buenas personas; porque sólo ven el lado positivo o son políticamente correctos, que siempre da rédito, no se meten en charcos, se callan. Ser políticamente correcto es una moda duradera, son ídolos, tenemos muchos ídolos, iconos, todo es icónico, como si fuese algo especial, único. ¿Qué diríamos hoy de alguien que prefiere plantar un árbol, luego cuidar de un animal y luego las personas en último lugar?. Una persona que afirma conocer a un hombre por su jeta, antes de que hable, a una mujer mucho, muchísimo más complicado. Un individuo que se siente liberal, que prefiere un hombre honesto o un grupo de ellos a cualquier poderoso, que estrecha sus acuerdos con un apretón de manos, que sus mejores días son de pesca, con pescadores, en un amanecer; que se muere sin dinero en su cuenta corriente, que no obstante es acusado por alguien, o muchos, de haberse lucrado en su privilegiada profesión y no deja nada a su heredera. Que piensa que un llamado periodista no puede ser abogado, fiscal y juez a la vez. Que lo que más valora es ese motorcito que Dios ha puesto dentro de nuestra cabeza que nos permite ser nosotros con nuestras creencias y opiniones. Que cree en ese Dios que ha mencionado, a su manera, de una forma personal, que no es muy amante de ciertas actitudes de la Iglesia y del clero. Que valora mucho la amistad. Que piensa que el Madrid nunca fue el equipo del régimen, que de los 20.000 socios que avalaron Chamartín quizá 20 pertenecían a la clase privilegiada, que el Atlético de Madrid, o de Aviación según interesa, estaba lleno de coroneles en su junta directiva. Estos recuerdos me los ha inspirado la entrevista de Évole a Messi, sonaba a preguntas conocidas y ensayadas, sólo faltaba el Cholo.

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