viernes, 25 de diciembre de 2020

Hoy os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor.

Mientras aprobamos, nuestros representantes políticos lo certifican, la ley sobre la eutanasia, que oportuna, hablemos de vida.  El camino que lleva a Belén, baja hasta el valle que la nieve cubrió..., la altura de Belén de Judá es similar a la de Madrid sobre el nivel del mar ¿ha nacido el Niño-Dios allí?. Los pastorcillos quieren ver a su rey..., un ángel se ha aparecido a ellos precisamente, no a los ricos, sabios, poderosos, no a los políticos, reyes o presidentes. Le traen regalos en su humilde zurrón..., rompo el pompón que cantaba Millán Salcedo. El tamborilero, que no había en Judea ni era pastor, no tenía nada que ofrecerle y se puso a tocar. El Niño aquel Niño recién nacido, sonrió. La historia no es así, la del nuevo testamento no dice nada de un muchacho con su tambor, Flavio Josefo, Egeria, los exegetas católicos, cristianos de mayor reputación, investigadores, estudiosos del Jesús histórico Bultmann, Meier, Schweitzer, Sheen, Crossan, piensan que muy poco se sabe, la fecha no es exacta, ni el año, quizá ni el lugar porque ir de Nazareth a Belén era un algo excepcional, ni el año del censo, un gobernador, qué mas da. Si no ocurrió, es una lástima, debería haber ocurrido, la historia es preciosa, un Niño que nace como los hombres por intervención de Dios que pretende salvarles en medio de su propia condición humana, todo es milagroso, cuesta entenderlo desde nuestra perspectiva humana, diaria, egoísta, centrada en lo que vemos, demasiado en televisión El espíritu de la Natividad, hay que vivirlo, el mensaje, la esperanza, todo adquiere su sentido tres décadas después cuando ese Niño demuestra que es Dios y resucita. Sin eso nada es tan maravilloso.

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