lunes, 11 de octubre de 2021

Gavilán o paloma.

Manolo el zarzuelo llamaban a mi padre, mi abuelo asistió a varios estrenos importantes, antes de los treinta, de eso que llaman leyendas, se sabía las letras no se como andaba de oido. Fui al teatro de la Zarzuela, " Los Gavilanes", lleno hasta la bandera, covid, mascarillas, edad media alta, ambiente festivo. Se celebraba el 165 aniversario del recinto diseñado para nuestro género chico. Me hubiese gustado otra, obra pero es lo que hay en cartelera. La música del maestro Guerrero es de calidad, el libreto flojea, el público entregado deseando divertirse como siempre, aplaudiendo como si fuese Bernardino Gigli vuelto al escenario. Madrid lleno de turistas, cada vez hay más terrazas somos la envidia, con algún botellón que otro, del personal un tanto alterado. El indiano Juan llega a su aldea de La Provenza triunfador, se enamora de la hija de su antigua novia que dejó plantada, monta el pollo, al final un pretexto para componer. En sus canciones se queja de su partida de joven, nunca se irá otra vez de su aldea, cumplirá sus sueños. La obra se estrenó en ese mismo recinto en 1923, mi abuelo no asistió estaba en la guerra de África había sido herido junto a Valenzuela cuando este murió en Peña Tahuarda, mi abuelo tuvo más suerte, el disparo del paco resultó sólo grave, volvió a los meses a pegar tiros otra vez no pudo ir al estreno en Madrid. No se puede estar en todas partes hay deberes que cumplir.

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