Dudar o no dudar siempre fue mi cuestión y decidí dudar como un funambulista. Dicen los pocos que hablan, conocieron, a Charlie Chaplin, que le oyeron decir varias veces que se había realizado con su triunfo cómo cómico, cineasta, tan temprano, de tanta dimensión, trascendencia e influencia en el mundo entero, no sólo del cine, pero nunca que le abandonaron sus dudas. Sus dudas seguían ahí. Estas mismas pocas personas hablan que sus dudas provienen de su difícil infancia, las circunstancias que rodearon a su madre y padre. Lo fundamental es que no tengo idea de cuales eran esas dudas; seguramente a muchos les pueden quedar dudas por los traumas de la infancia pero ¿qué dudas? . De las tres acepciones de la RAE, sobre lo que significa duda, prefiero la primera "una suspensión o indeterminación del ánimo entre dos juicios o dos decisiones". Yo estoy hecho un mar de dudas desde que empecé a intentar pensar, no recuerdo cuando fue, ni que circunstancia o profesor me rodeaba; me queda el consuelo de dudo luego existo. De hecho siempre he dudado de casi todo. Solamente tengo una certeza con respecto a un juicio que me hace tomar una decisión, el resto es en efecto una suspensión o indeterminación, no estoy seguro. Mientras hay que vivir, día a día, hay que tomar decisiones en medios de las dudas, jugar con probabilidades, ser pragmático, en muchas ocasiones elegir lo menos malo, siempre estar dispuesto a corregir cuando se tiene la certeza del error.
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