viernes, 3 de marzo de 2023

Los lobos lusitanos.

 

 

 

Aunque parezca mentira hubo un tiempo, hace algún tiempo, en que había muchos españoles que no habían visto la mar, me refiero a los españoles de secano porque kilómetros de costa tenemos muchos. Nunca España ha mirado mucho a la mar, aunque sea una especie de isla con su istmo de altas montañas llamada península Ibérica, ademas de nuestras islas del Atlántico y Mediterráneo o las plazas del Norte de África. La naturaleza nos dió argumentos que no tuvimos en cuenta. España país de cruce de caminos, situación fronteriza, los dos mares más relevantes de la historia occidental, rodeados por agua, lentos torpes en captar los mensajes de la naturaleza. A mi padre le gustó siempre Portugal, allí fue su último viaje cunado pensaba que el "cangrejo" como lo llamaba le hacía pupa. Lisboa sobre todo, fados, comida, vinos y la mar, cuando Don Juan III. y el fundamental don Pedro Rodríguez que diría Ansón, vivía en Estoril. Lisboa estaba infectada de productos británicos, pujaban con nosotros en hockey sobre patines , aparecía el Benfica, y  el buen portugués se creía más avanzado. En tiempos de don Felipe II se unió Portugal a la corona de España, sus aspiraciones se respaldaron con la eficacia de las fuerzas del Duque de Alba, sin arrasar, y don Álvaro de Bazán. Portugal fue nuestra sólo 60 años. Mi padre afirmaba, fumando un Chester, que fue un gran error no llevar la capital de España a Lisboa, que hubiese sido el New York del este del Atlántico. Yo creo que no fue sólo falta de visión hispana, los hijos de su padre de UK y Holanda se aprovecharon de los muchos frentes, falta de fuerzas y poca visión marítima, la tierra se palpa. La idea no era mala.

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