Dicen que las personas inteligentes no son superticiosas, que la superstición entra en contradicción con la razón, que uno no puede ser un buen cristiano y ser supersticioso, tampoco puede creer que existen los gafes. Mi padre era supersticioso o digamos que no le gustaba hablar de ello, porque traía mal fario, a veces decía "ese es un gafe" . Contaba de un cardenal, italiano, en la Roma de don Benito que era aficionado al juego, en este caso al poker, que practicaba cuando le invitaban a una velada de nivel. Un día un sujeto, de esos que no se sentaba en la mesa, se paseaba detrás de su eminencia, este no tenía una buena mano; entonces el mirón le preguntó " ¿Eminencia no creerá en los gafes?". Su eminencia sin mirarle respondió: "Más que en dios hijo más que en dios" y continuó repartiendo, que le tocaba. La suerte es importante en todo, en política también hay quién dice que Rodriguez Zapatero era eso, y Sánchez también y lo dice alguien que piensa que con los gafes pasa como con las meigas: por mucho que uno no crea en ellos, haberlos haylos. Yo como soy de don Santiago digo lo que le oí: "Ni soy supersticioso ni lo volveré a ser en mi vida. Sólo hablar de ello me pone malo y mañana jugamos en Barcelona.”
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