viernes, 22 de enero de 2021

Inocencio Prieto y Calvo.

No puedo olvidar ese nombre, esos apellidos, hasta al pronunciarlos hacía gracia. Hubo un actor/personalidad que fue mucho en su tierra, en todos los lugares donde se hablase español, famoso en todo el mundo, yo le descubrí de Passepartout, butler francés, dando la vuelta con el fino, estirado, gentleman Niven que luego no dejaba a nadie viva en Hollywood, o alrededores, y pasaba de discreto, Mario Moreno era un fenómeno también. Una vez viendo un piso para alquiler, en un altura elevada, con vistas amplias, buen barrio, me explicó el propietario a quién había pertenecido, el dormitorio principal lo conservaba tal cual, me sorprendió, tenía su gracia, me parece muy bien, pero no era mi estilo. Aquel hombre tenía un personaje llamado Cantinflas, era Cantinflas, entrañable, no sólo divertido, me gustaría que ese pelado pudiese opinar sobre lo que ocurre por aquí o los que escribían sus frases imposibles para el idioma inglés. Como cuando dice que " es que usted habla con faltas de ortografía" en su película el Analfabeto, en el papel del poco cultivado Inocencio Prieto y Calvo,  llena de comentarios sagaces, ocurrentes, sin desmayo, a todos los listillos, golfos, incluido su buen jefe en el banco que le adora, al final se lleva hasta la guapa chamaca. También canta el Aleluya vestido de monagillo en la iglesia, sencillamente genial. A Charlie Chaplin le parecía el mejor cómico vivo.

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