lunes, 4 de enero de 2021

Y no hubo nada.

He visto la cara del ministro Illa, está contento, casi en campaña. No voy a opinar sobre este señor como ministro que no es un cúmulo de transparencia, eficacia; si sobre una llamada que me han hecho. Al teléfono un hombre culto, cumplidos los noventa, activo intelectualmente, amante de la historia, la política, con algún cargo que otro, siempre escribiendo poesía, experiencia en capitales europeas, quizá decimonónico. Me pregunta qué me parece lo de Illa como candidato a la Generalitat. Percibo que le ilusiona, lo ve como una esperanza, un señor del PSOE/PSC que no es independentista que va a captar votos para su partido, que puede evitar que ERC y otros independentistas sigan convirtiendo Cataluña en lo que es. No quiero decir lo que pienso porque también me felicita el año, no se quién es el nonagenario quién el otro, quién el optimista; es cierto que el señor Illa pueda que no sea independentista, que sea un simple político, que gane votos de gente que tampoco es independentista, que se lleve bien con Junqueras, algunos de ERC, que sea un interlocutor válido, pero no puedo evitar ver la imagen reiterada de lo que quieren los Junqueras, Pujols, todos los que con más o menos poder, influencia, honestidad, estilo o política han querido desde siempre, adaptándose a las circunstancias, sin olvidar el objetivo final que es incompatible con mi idea de España. Cómo ese poeta pensé en aquel final, Al túmulo del rey Felipe II de España en Sevilla (1598) que mucho me agrada,... 

Y luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada
miró al soslayo, fuese y no hubo nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario