viernes, 1 de enero de 2021

El principio del fin.

El día de San Silvestre se dice adiós a un año: Feliz entrada y salida, se oía de chico, ahora sólo se habla por estos lares del corona, bueno, algunos inconscientes, interesados, repetidores de lo absurdo, de la corona. Mientras repasan ese año representado por un anciano con barba blanca, creo que buen pelo, y el nuevo es un bebé regordete de chupete y biberón, un bebé que debe espabilarse rápido porque no durará demasiado. Hoy todo es vacunación, propaganda, lecciones sin colegio de colegio, debe ser por la nueva ley de la educación sin educar. Lo anuncian de tal manera como si fuese a ser una cosa inmediata, en mis cálculos, en mi caso, ya veremos en primavera, es decir que le tendré que conceder cien días a la vacuna, no se a cual, no se las dosis, tomaré las mismas precauciones.  Esos personajes políticos que no regulan, gobiernan a su manera, nos enseñan, en imágenes, que la gente se pone vacunas sin miedo, aunque sean personas muy mayores, nos explican que no pasa nada en medio de todo lo que pasa. Seguramente hemos tenido suerte en estos tiempos donde gente que sabe lo que hace han sido capaces de producir una vacuna,  profundizar en nuevos métodos, no hay duda del logro, lo que significa, aunque no sea lo último ni definitivo, representa un hito. Lo malo es que estos buscadores del voto perdido auguran el fin de algo, la vuelta a lo anterior, supongo que con los mismos problemas, dilemas, cuestiones esenciales, que nada tienen que ver con el corona ni la corona, sino con nosotros mismos ,nuestra individualidad el, qué somos, de donde venimos, a donde vamos, que queremos hacer con nuestros vidas, largas o cortas con o sin virus porque haber virus habrá otros.

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