miércoles, 25 de diciembre de 2024

Olentzero. Santo varón.

Siempre pensé en pasar una Navidad en Belén de Judá y nunca pudo ser...hasta ahora, será que no está de Dios. Me imaginaba que el aire que respiraría, el color del cielo, las estrellas, sin aquella estrella o cometa, las montañas o el polvo de la tierra me hablarian. Como alternativa elegía Nazareth que no es ya aquella aldea tan pequeña  y es un lugar muy distinto. Las he pasado en mucho sitios, muchas anécdotas, y siempre hay que dar gracias, porque además lo sigo contando.

Estoy en Navidad en el País Vasco, Euzkadi, va a ser la primera vez por estos lares  en estos días. El lugar que para mi se come mejor en el mundo sin pretender tener razón y respetando todos los gustos, pero esto es otro nivel. Bilbao se muestra animada, con su sirimiri, la calle,  pintxos, el de txangurro en El Globo agotado, por mencionar uno. Lo que se ve por aquí no tiene mucho parangón , tiene sus razones y no existen en Byron Bay. No se puede tener todo.

Los vascos hace tiempo esperaban al Niño Jesús para recibir sus regalos si habían sido buenos. Luego fueron los Reyes Magos. Ahora es el Olentzero que a mi me ha traído niente. La casa del Olentzero en Mungia es el caserío más antiguo de Vizcaya, en esos bosques hablan de mitología, también le escriben cartas y entonces si has sido un buen vasco recibes tus regalos.

Cerca del Guggenheim, emblema actual de Bilbao, esta la Kalea Mazarredo, teniente general de la Real Armada,  que oye tú era del Bocho. Hay quién opina, experto prestigioso, que fue el mejor marino de su época y si hubiese estado al mando en San Vicente y Trafalgar quizá la historia hubiese sido otra. Nunca lo sabremos.

El pequeño tamborilero el villancico que hizo famoso Raphael, que ahora está malito es desde luego el villancico de mis Navidades, hay muchos hay otros me quedo con el rompoponpón, cada uno tiene sus gustos.

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