jueves, 5 de junio de 2014

G7 y Neil Young.

Hay días que el mundo amanece más confuso y sombrío que otros. 
Los talibanes parece que han ganado y que tantos años de presencia en Afganistán no han cambiado nada. Un prisionero es cambiado por varios, lo graban en televisión, sustituye a Homeland como episodio piloto y esos terroristas imponen sus condiciones, si fuese norteamericano me haría alguna pregunta ¿Qué hemos hecho, de qué sirve?
¿Volveremos  a ver a la gente de ese país sometida  a los talibanes? 
Un antiguo primer ministro francés le dice a los británicos lo que cualquiera sabe que piensan sobre la idea de Europa, mientras los del G7 que se reúnen a comer en Justus Lipsius con dos "magnatarios" de la Unión Europea. Tienen cara de comer poco y resolver menos, porque no acumulan ni la convicción, ni las ganas ni el poder. 
En Las Ventas del Espíritu Santo, un torero maleducado, en su perfecto derecho, no brinda un toro y la plaza entera aclama con una gran ovación a su monarca. Se pierde el buen gusto por extraños y oscuros pensamientos de la gente.
El Mundial de Brasil, ya próximo, deja en el aire multitud de preguntas sobre estos acontecimientos ( me resisto a escribir eventos) y cuando empiece a haber goles, si son de Neymar mejor, quizás se calmen las cosas, sin arreglarse debidamente. 
Y la gente asesina, abusa, viola, rapta, elimina libertades, se corrompe y le importa un bledo la ineficaia del G7.
Menos mal que Neil Young en su último trabajo A letter Home canta "Needle of Death" y El Juli dijo "Por ayer, por hoy y por siempre".
No se deseperen.

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