domingo, 1 de mayo de 2016

El milagro del vino tinto.

Cuando un vino tinto, rojo como dicen los cursis, o con cualquiera de esas tonalidades que crean las uvas, es bueno, sabe muy bien. Necesita su momento, lugar, compañía y se puede saborear sólo, aunque es más triste.
Es una fruta bíblica y Noé certificó sus peligros, no quita las penas simplemente las adormece. 
Desconozco si Zinédine Zidane gusta de los caldos franceses o españoles, que los hay excelentes en ambos lugares. Tiene un gran problema.
La Liga esta a tiro fácil del FC Barcelona, no tienen otra cosa que hacer, sus rivales son inferiores y no demuestran capacidades ni intereses y les quedan 6 puntos.
El Atlético de Madrid se ha exhibido, a su manera, ante ese entrenador que depende de los jugadores, como todo hijo de vecino en la profesión.
"En las guerras ganan quienes utilizan mejor a sus soldados" ( Simeone dixit) ahora resulta que este señor es: recoge pelotas, payaso animador y estratega militar en combate con experiencia de hombres muertos a su lado. Venga ya, a predicar al Manzanares, donde lo hace, le creen y son felices..
Están igualados en Liga, y amenazando la final de Champions; demuestran una excelente condición física y muy buena forma en varios. No fallan, se les cae Godín y tienen repuesto y les basta un gol.
El Madrid, recibido de Zinédine, tiene importantes lesionados, no son guerreros, el no es un predicador del arrabal ni un monje catalán-tibetano destacado en Munich con billete para England, trata con su poca experiencia y conocimientos de jugador de optimizar lo que tiene, no rendirse y minimizar los defectos.
No es cuestión de pesimismo u optimismo de forofo exagerado, lo que se vislumbra no me agrada. Hay esperanza porque es un juego, pero todo apunta a Liga para los del nordeste y Champions para los vecinos, que además apelan a unas historias de hace muchos años porque dicen que les deben algo. 
Estamos locos con los argumentos.

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