lunes, 2 de mayo de 2016

Si la envidia fuese tiña.

El presidente Obama en sus meses finales se ha pronunciado para el New York Times, o muchos de allí, cual oráculo.
Yo diría más bien que ocurrentes guionistas le han escrito bromas y él ha elegido, que para eso el jefe.
El lugar la "Press Dinner".
Los corresponsales en la Casa Blanca son invitados a cenar y el presi lee un discurso con ocurrencias, sobre casi todo el mundo. Bernie Sanders estaba invitado, yo no.
Naturalmente se metió mucho con los republicanos y Mr. Trump. Hay que tomárselo con sentido del humor, como todas estas cosas y "have a good time", sin embargo el señor Trump, posible candidato, no sale muy bien parado en las sutilezas. Le sitúa en ese universo donde se lo imaginan en Europa un millonario caprichoso, ignorante, racista, peligroso y republicano, claro.
Cuando se confirmen los candidatos a las elecciones de noviembre habrá que convencer a los votantes no a los sofisticados miembros de la prensa.
Dicen que este presidente es menos bromista que George W. Bush y que le cuesta mucho,(debería recibir clase de Chris Rock o David Chapelle, de Bill Cosby que ni se le ocurra) a pesar de que su mejor cualidad es ser un buen comunicador.
Y es que esto de comunicar bien es muy importante en democracia, más en el coloso USA, donde otros poderes u organismos se encargan de preservar la esencia. 
El presidente debe comunicar bien, unos lo hacen y otros no tanto. Esta facilidad me provoca cierta pelusilla.
Pero lo que me da envidia es que su hija pueda elegir Harvard o cualquiera de la Ivy League, que seguramente también la admitirían o puede que la chica lo valga. 
Ya se que no es necesario ir a esos sitios, más cuando conozco alguien brillante y honesto me da mucha rabia que no pueda inscribirse.
Me pregunto como resultaría algo así en la Españas.

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