sábado, 14 de enero de 2017

La Tierra es redonda y se llega a todas partes.

En estos tiempos viajamos con facilidad, no todo el mundo claro, hay quien no se mueve de su casa, su calle, su barrio de siempre. Será por necesidad y también por convencimiento, porque se está muy bien en casa, o muy mal, mire usted.
El caso es que recuerdo cuando viajar representaba una necesidad casi vital para mi; el mundo que me rodeaba no era suficiente. 
Sin querer- o sin saber sus consecuencias- viajé desde corta edad por todos los continentes y la vuelta al globo, lugares exóticos y otros más comunes que he repetido. Reconozco que el avión, lo más rápido, no es mi primera opción, pero claro estamos presionados por la prisa, y eso que llaman globalización; te informan en cada aeropuerto o puedes verificar el resultado del Sevilla-Real Madrid de hoy o incluso verlo. 
Siempre me gustó mucho más el tren -sobre todo el coche cama, no el AVE- y el barco, un medio maravilloso aunque se utilice principalmente como recreo, como un lujo en plataformas que son hoteles flotantes, se mueven en aguas tranquilas y se trata de que la gente no piense que esta en la mar.
No obstante, siempre nos quedará la Cunard.
¿Significa que tendría que haber nacido en otra época?
No creo, aunque si que echo de menos el tiempo cuando viajar era vivir en si, disfrutar del viaje y hasta convivir. 
Si Dios quiere iniciaré un trayecto de 10.000 kilómetros con una escala. Si el vuelo fuese directo estaría en el destino en unas 12 horas y media, dependiendo del viento, más los traslados de aeropuerto, las esperas, maletas, control de pasaportes, etc...además es el medio más seguro, no sólo el más rápido.
Si fuesen otros tiempos cogería un tren, barco, trenes o más barcos y llegaría en meses.
¿Quién puede permitírselo hoy en día?

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