domingo, 1 de enero de 2017

No hay lugar para los débiles.

He ido reflexionando en lo que nos deparará este 2017, que no se si es bonito número o no; como los billetes de lotería los guapos son los que tocan.
¿Qué acontecimientos notables sucederán? 
¿Qué cambiará para bien o para mal? 
¿Qué se descubrirá? 
¿ Que hechos, comportamientos, actos humanos, nos asombrarán?
En principio como cada cuatro años desde 1789 cuando el líder de la revolución se convirtió en el 1st President habrá otro ocupante de ese puesto tan poderoso y trascendental. Por eso he elegido ese momento.
No hay nadie ni en China o Rusia con tantas capacidades a su alcance; el Obispo de Roma también tiene mucha influencia, sin embargo su gobierno no debe ser de este mundo.
Y el inquilino de La Casa Blanca no es cualquiera esta vez, sobre todo es una auténtica incógnita porque nunca ha ocupado un cargo público y se le conoce más por sus intervenciones en televisión, revistas, medios, negocios, ostentaciones, exabruptos, salidas de tono, por ser políticamente incorrecto, e imprevisible, sobre todo imprevisible. 
En política, en el siglo XXI, ser poco previsible causa pánico.
¿Hay que preocuparse?
No creo que demasiado.
Curiosamente las instituciones de los USA, el sistema político, sus integrantes, van a tener una oportunidad magnífica de demostrar su madurez, solidez y capacidad real. 
Cuando se han puesto a prueba desde sus pinitos en la guerra contra los colonizadores ingleses han pasado por momentos de zozobra, que ahora se antojan inevitables, y siempre han salido reforzados.
La Declaración de Independencia, las primeras presidencias, la esclavitud, la Guerra de Secesión, las guerras mundiales, Vietnam, Sep 11, han fortalecido más que debilitado su democracia, parece como si les gustase enfrentarse a los verdaderos problemas y se debilitasen en el consumismo y la indiferencia, que normalmente les ocupa.

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