jueves, 22 de junio de 2017

Newton en busca de Aristóteles en una de sus playas.

Lo hemos oído en multitud de ocasiones sabemos que va a pasar seguro y no dedicamos mucho a su misterio. Pocas veces se sabe el cuando o el como, es una cuestión de probabilidades en algunos casos.
Nos da la sensación que siendo torero puede suceder con mayor probabilidad, aunque no tanto; nos da más miedo viajar en avión que en coche que es más arriesgado; no se nos ocurriría ir a Siria, Yemen  o Nigeria, últimamente ni Paris o Londres y sin embargo no le tenemos miedo ni a los sifones ni a las piscinas de verano. Y la verdad es que el miedo, eso tan humano, es recomendable dejarlo abandonado con los juguetes viejos. El miedo existe y debemos aprender a convivir con él, vencer al miedo y a la muerte.
Vivimos rápido, tenemos que hacer muchas cosas, ser activos y nos vamos, generación tras generación, olvidando de reflexionar, meditar, pensar, utilizar la herramienta más poderosa que tenemos y ejercitarla.
Luego está el caso de Lamia Aji Bashar que nos retrocede a la Edad Media, por lo menos, y aunque ella pueda contarlo, en el silencio quedan los retratos imaginarios de muchos otras personas sufriendo el mismo calvario; sobreviviendo en plena juventud, ante la frialdad, desprecio y desconsideración absoluta de sus captores que no ven un ser humano en ella. 
La historia del ser humano es como el remake de una película, casi nunca se inventa nada nuevo. En estos largos años de culto a la tecnología vemos a un casi bebé manejar con sus deditos un ipad en busca de Micky Mouse, o algo peor; nos quedamos maravillados de como se introducen con absoluta naturalidad en el mundo digital. Sin embargo hacemos pocos esfuerzos reales y eficaces para formar su mente, conseguir que tenga inquietudes, curiosidad, qué se haga preguntas y no le satisfagan esas respuestas tópicas e ignorantes ¿Dónde está la sabiduría?

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