domingo, 26 de julio de 2020

De pecados, en un pub inglés.

De siempre los ingleses han sido mis rivales naturales, incluso antes de Trafalgar o cuando eramos amigos  o enemigos alternativamente, he intentado viajar en el tiempo no lo he conseguido y por lo tanto la razón, la ancestral, permanece oculta. Me tomo una pint, en el tiempo presente, supongo que la animadversión es por la envidia, de su inglés, pecado terrible que nunca creí acaparar, ese de la envidia de lo ajeno. Claro que para pecados el de la lujuria, poco inglés en general, que le achacan a Harry a través de su hermano William, que será rey, que no lo tiene, o si, que fue el principio del Megxit. Es como si hubiese dicho en inglés: "Harry echa los polvos que puedas o te dejen, más tomaté un tiempo antes de casarte". Estaba ciego de lujuria, un inglés nunca puede quedarse ciego porque ve oscuridad. El ministro de transportes británico veranea en España, cuando vuelva estará en cuarentena, ojo a la lujuria. Quizá se libre como el Madrid que viajará a Manchester para que el enterrador (pido disculpa a este noble oficio) entrenador del City nos pueda ganar en su campo y aspirar a ese cetro europeo que se le resiste, para que los tabloides en inglés, más alguno en castellano se llenen con cosas de la Premier, como cuando el Liverpool gana una en 30 años y parece que John, Paul, George y Ringo vuelven a tocar en Las Ventas, ahora que no hay toros. A mi lo de "never walk alone" es que no me dice mucho, debe ser otra vez por el idioma, me emociona mucho más cuando cantan en The Kop, Qué será será...., tienen mucha imaginación para las canciones, inspiradas entre cerveza y cerveza, me satisfacería recuperar el peñon, aunque fuese en una canción.

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