viernes, 19 de noviembre de 2021

Es lo que es.


 

Veo todo lo que nos rodea un poco llorón, las redes sociales lloronas; se habla mucho del pasado, los mayores, además de ser mayores ahora son sabios y buenos, todo se hizo con sentido aunque se mezclen recuerdos confusos con deseos y sueños; lo curioso es que no son los llorones esas personas que de verdad sufren por diversas razones todas muy comprensibles, Ya saben cuando eras pequeño te hablan de la guerra, del hambre, tu tenías de todo en mi caso, te quejabas y mi abuela me decía, pocas veces, lo del hambre en Madrid; otra bisabuela que luego conocí siempre decía vosotros los jóvenes lo podeis todo y era bisabuela con sesenta y algo. Todos, y todas, tenían sus vivencias, sus razones, disculpas, justificaciones, algunos sus sacrificios. Así hemos ido prosperando, o sobreviviendo, o ambas cosas, en este mundo occidental, avances, inventos, progreso, tecnología, tenemos de todo aunque ahora haya dificultades en el abastecimiento,; el auténtico problema son las basuras, desperdicios, contaminación, calentamiento o los combustibles fósiles. Aún asi nos quejamos, el covid este haría decir a mi abuela: en la guerra se pasó hambre en Madrid. De la postguerra y pertinaz sequía ni comentaba, comparado con la evaluación de pérdidas en vida, los que sobrevivían y la fe en algo. Ella tenía unas convicciones, fe ciega, tensión baja, que unas gotas de coñac aliviaban con el café, andares torpes, lentos, reuma, como decía uno de mis tíos, quizá el verdadero héroe de la familia.

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