miércoles, 11 de septiembre de 2013

Manipulación, conjura y sentimientos. Muy mala mezcla

En el New York Times de hoy , al menos edición digital, hay un artículo titulado " A referendum for Catalonia" con la firma del presidente de la Generalitat. Es una editorial de opinión, ignoro si hay que pagar algunos dólares. El americano que lo lea se formará su opinión, sobre un tema que poco le importa y comparará. No investigará la Historia, no verificará. Y pensará  ¡qué país este !
De los muchos párrafos, hay dos dedicados a la Historia. Uno a una versión de la Historia desde los primeros años en la península. El otro más corto a la etapa del anterior jefe del Estado. Cataluña ha estado siempre oprimida, sometida, vilipendiada, según este artículo.  Se pide justicia en una versión manipulada de los hechos.
Conclusión del escrito, se busca tener más control sobre la economía, política y servicios sociales. 
¿Y para eso hay que independizarse? ¿Justo cuando más autogobierno se disfruta, se quiere romper con todo? ¿Es qué no hay responsables con sentido común en ambas capitales? ¿Es que no hay otra solución?
Es difícil porque se ha generado un odio irracional hacia lo español.
Curioso, que justo después de 1975 se ha incrementado exponencialmente un rechazo hacía lo español, en mucha gente de Cataluña. En el resto de España no se odia a Cataluña. 
Lo que se expresa es una irracionalidad de yo no quiero ser español y eso significa de una forma directa decir que quieres ser catalán. No se admite que haya catalanes que se sientan también españoles, serán excluidos y apartados. Tienes que odiar al español, sin saber porqué. Es un sentimiento, no se razona. Mal asunto construir de esa manera, sobre el odio y la irracionalidad.
La gente que nació en 1975 tiene 38 años. Sólo ha oído insultos y protestas contra España en cualquier manifestación, en cualquier ámbito donde lo único importante es yo, yo, yo. Mi pueblecito, mi lengua, mi cultura, mi todo lo que suena a eso. No vale estar en 2013, no vale la globalización, no vale la historia porque nunca se ha sentido, al parecer siempre obligados, atormentados, fustigados por no dejarles ser  y expresar lo que algunos quieren. Es una esclavitud insoportable, unas cadenas que hay que romper ¿Y luego para qué?Los que no opinan así es que no son buenos catalanes
La frustración llega a tertulias, periódicos, a la calle. No tiene buena pinta. Se habla de democracia, de libre elección del pueblo, ¿de cuántos? Así llegó al poder el hombre bajito con bigote, elegido por el pueblo.
Un poquito de sentido común sería de agradecer.

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